El costo de los errores: No enmendes mañana lo que puedes enmendar hoy
Economista jefe Bci estudios
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Sergio Lehmann
La evidencia nos muestra que mientras más se tarda en reconocer y corregir errores o malas prácticas, más duras son las consecuencias. Un ejemplo de esto en el ámbito de las empresas, se advierte en el gigantesco costo en valoración que ha debido asumir Volkswagen tras reconocer -más de un año después de ocurrido los hechos- que había alterado las mediciones de contaminantes de sus vehículos. La acción de esta empresa se transa hoy día 50% por debajo de su valor pre-escándalo, no sólo por los efectos económicos, sino que también reputacionales de sus erradas acciones. Bien distinto ha sido el caso de Samsung, aunque hay que reconocer que era casi imposible esconder la realidad de sus equipos explosivos Galaxy Note 7. Tras una respuesta inicial algo dubitativa, la compañía adoptó medidas correctivas, identificó la falla, retiró el producto y tomó acciones tendientes a reducir el impacto del grave problema. Tras casi un mes de conocidos los hechos, ya casi no se advierte un castigo en el valor bursátil de Samsung.
Este análisis es también aplicable a los países y las medidas de política económica y social que adoptan. Si se cometen errores, se deben corregir rápidamente. De lo contrario, el costo asociado es importante y en democracia esto se hace sentir. Debe haber un alineamiento entre las prioridades de un gobierno y sus ciudadanos, de forma de no generar incertidumbre y pérdida de confianza. Aparentemente en Chile esta lección aún no la hemos aprendido bien. Una parte importante de la desaceleración económica ha tenido que ver con reformas que no abordan los problemas más urgentes de nuestro país o que simplemente han sido mal diseñadas. Las tareas prioritarias de Chile hoy día tienen que ver con la caída en la productividad, la baja calidad en la educación pública, un mercado laboral que ofrece pocos incentivos para la capacitación y falta de estímulos para inversión en investigación y desarrollo.
Aunque de manera más dramática y compleja, lo mismo se advierte en la geopolítica global. La evidencia muestra que los conflictos entre las naciones responden a situaciones que no fueron abordadas a tiempo o cuyo real foco de tensión no fue bien reconocido, escalando peligrosamente hasta desembocar en acciones bélicas. De acuerdo a lo planteado por Marvin Zonis de la Universidad de Chicago en la Conferencia Anual de Bci de hace algunas semanas atrás, hoy día los principales riesgos globales vienen de países que han ido potenciando su capacidad militar. Estos son Corea del Norte, Rusia e Irán, entre otros. Para evitar situaciones graves, se debe profundizar el diálogo o aplicar sanciones económicas, si no existiera otra alternativa, de forma de ajustar a tiempo el rumbo que se hubiera adoptado.
No cabe entonces duda alguna: los errores en cualquier ámbito deben ser enmendados apenas se reconozcan. En lo que a la economía chilena se refiere, estamos a tiempo para corregir decisiones que llevaron a una fuerte pérdida en la confianza. En efecto, los mercados comienzan a recoger una visión más positiva respecto del foco para nuevas políticas, lo que se ha reflejado en la reciente apreciación del peso y el buen rendimiento de la bolsa.